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Me habían recomendado esta empresa, pero debo decir que finalmente no llegué a firmar el contrato. En él solo se detallaba la parte económica y la parte educativa fue pasada por alto. Cuando pedí que se especificara claramente en el contrato, me lo negaron. Esta falta de transparencia me dejó muy decepcionada y decidí no seguir adelante con la colaboración.
El colegio es maravilloso, muy amplio, y ofrecen una enseñanza excelente, estuve matriculado allí durante toda la primaria, desde el año 1965 hasta 1971, ¡fue una experiencia buenísima y totalmente recomendable, me encanta ese colegio!
La escuela es preciosa y el equipo trabaja con un alto nivel de responsabilidad.
El Colegio Santa Clara es un lugar que trae a la memoria recuerdos entrañables y momentos inolvidables para aquellos afortunados que formaron parte de su comunidad. Este precioso colegio, con su arquitectura acogedora y sus amplios espacios, no solo ha sido un centro de aprendizaje académico, sino también un hogar donde se fomentaron valores y espiritualidad.
Las monjas que dedicaron su vida al servicio en el Santa Clara dejaron una huella profunda en cada uno de sus estudiantes. La hermana Oliva, con su calidez y cercanía, siempre estuvo dispuesta a escuchar y brindar palabras de ánimo. La hermana Dina, con su dedicación incansable, enseñó el valor del compromiso y la responsabilidad. La hermana Renilda, con su espíritu jovial y amor por la enseñanza, inspiró a generaciones a seguir sus sueños. Y la hermana Inés, con su fe sólida y sabiduría, guió a muchos en su camino espiritual.
Cada una de estas maravillosas personas no solo sobresalió en su labor educativa, sino que también se convirtió en un pilar fundamental en la formación del carácter y la moral de los jóvenes. Su compromiso con la enseñanza y la fe fue un ejemplo constante de entrega y amor al prójimo. En sus aulas, se respiraba un ambiente de respeto y solidaridad, donde cada estudiante se sentía valorado y apoyado.
El legado del Colegio Santa Clara, impulsado por estas monjas y su inquebrantable fe, perdura en el corazón de quienes pasaron por sus pasillos. Los valores de amor, respeto y dedicación que se inculcaron en este lugar siguen siendo una guía en la vida de muchos, recordándonos la importancia de vivir con propósito y compasión. Sin duda, el Santa Clara es mucho más que un colegio; es una comunidad que ha dejado una huella imborrable en la vida de quienes tuvieron el privilegio de ser parte de ella.