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La vista del lugar es re linda. La moza fue re amable pero el servicio del lugar fue un desastre, todo muy mal organizado (la pobre moza no tenía la culpa). Éramos 11 personas, algunos ni probaron su plato. Un amigo pidió camarones fritos de entrada y otra el ceviche y llegaron como postre. Los camarones fritos, la mitad del plato estaba calentito recién hecho y la otra mitad fría del día anterior. Algunos en nuestra mesa pidieron aperoles, agua con gas, campari y esperamos 2 horas (alguno ni los vieron). Eso sí, el ceviche estaba bien rico y fresquito.
He almorzado otros años y está bueno el servicio. El parador está muy bien preparado. También tiene un chiringuito en la playa atendido por Benita (muy amable y con la mejor disposición) donde podés comprar choclos, agua, panchos y helados.
La relación calidad-precio es bien mala, la verdad.
Es mi playa preferida, pero el parados y su belleza viene cayendo de año en año, che.
Un parador de playa con vistas impresionantes y una infraestructura de primera, bien cómodo y espacioso. Con buen acceso tanto desde la playa como desde la calle. Acceso accesible y con un amplio estacionamiento vigilado.
Buen manejo de medidas sanitarias. Baños limpios, personal amable. Comida fresca y rica. Música agradable, sin estridencias y en el volumen justo para comer y charlar con todo gusto. Servicio de camastros y sombrillas, así como consumición en los mismos. Realmente se vive un momento que quedará entre los mejores recuerdos de nuestras vacaciones.
El lugarcito es re como amable, che. La parada 31, en mi parecer humilde, es una de las mejores playas de Punta, ¿viste? La gastronomía no es tan fina, las gyozas están un poco rústicas, las papas congeladas no tienen mucha personalidad y el chivito canadiense tiene dos problemillas graves: el pan no pega ni con moco, y la carne está medio seca, ¿me entendés? De todas maneras, el ambiente y la sombrilla en un día de 42 grados de sensación térmica hicieron la estadía bien agradable. La atención y el servicio, re amables, como es la onda acá en todo Uruguay, ¿viste?
En la parada 31 de Pinares, en Punta del Este, se encuentra este parador al que fuimos por primera vez luego de disfrutar de la playa. Tenés acceso desde la playa o desde el estacionamiento al aire libre en la entrada. Nos sentamos en una mesa con una vista espectacular desde la baranda. Tienen un menú con varias opciones, incluyendo ensaladas, pescados y mariscos, carnes, pastas, postres, tragos y cervezas. Optamos por unas birras en champañera y una picada de mar, con una porción de papas fritas. La picada de mar es generosa, pero falta un poco más de variedad de pescado y rabas, solo dos langostinos, cuatro mejillones, dos pulpitos y cuatro camarones. Deberían sumar más variedades. Estaba bien presentado, con un centro de copa de salsa golf con los langostinos y rodajas de limón. Bien.
El lugarcito tiene una vista re linda, pero la comida deja bastante que desear. Pedimos las birritas y nos las trajeron cuando llegó el fainá. Habíamos pedido unas rabas de entrada y las trajeron junto con el plato principal. Y la burrata NO ES BURRATA, es mozzarella (te paso una foto pa' que veas). Y para colmo, el chivito dice que viene con hueco frito y viene con huevo duro...una decepción total.
Una vista preciosa, la atención que tuvimos no fue la mejor, el mozo con acento cubano no estaba en su mejor día, no nos hizo el descuento de la tarjeta, se lo reclamamos y dijo que no se podía porque ya habían emitido la factura... la comida rica y bien servida. ¡Una lástima que la atención no estuviera a la altura de la comida!